lunes, 6 de octubre de 2014

Nuevo Testamento


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El Nuevo Testamento, a través de cada uno de sus relatos nos muestra como Jesús con su vida, pasión, muerte y resurrección nos dio la salvación anunciada por los profetas. Dios Padre desde el momento de la anunciación de su hijo a través del su Espíritu Santo y con el Fiat de María, primera discípula y medianera de la humanidad, realiza el proyecto de salvación, el documento de aparecida en el numeral 266 lo describe así:  

       La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir  trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien,  por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1,  38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las  acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta  del Señor, interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su  Verbo al mundo para la salvación humana, María, con su fe, llega  a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo,  y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de  los discípulos. Del Evangelio, emerge su figura de mujer libre y  fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de  Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la fe como  madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada  la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del  Padre. Alcanzó, así, a estar al pie de la cruz en una comunión profunda,  para entrar plenamente en el misterio de la Alianza.  (p. 63)

La Iglesia, como esposa de Cristo desde su comunión trinitaria está llamada a “llevar hacia el Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo, unir a los hombres con Dios, para vivir su vida, su amor y su verdad  y transformarse y transformar en El”. (Pontificium Opus a Sancta Infantia)

De esta manera los hechos revelados en los evangelios, las cartas y los documentos de la Iglesia nos llevan a fortaleces nuestra fe, haciéndonos verdaderos hijos de Dios, que con palabra y testimonio, seguimos construyendo Reino de Dios, allí en el lugar donde nos encontremos.

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